Sólo se gana con amorosa dedicación. Una sentencia muy conocida del filósofo griego Hecatón, que complace a Séneca y también a mí, dice: «Si quieres ser amado, ama». Sin embargo, también esto es a veces inútil, porque son tan secretos, profundos e inescrutables los sentimientos de los hombres y tan venenosos, crueles e implacables los corazones de algunos que menosprecian a quien los venera y odian a quien los ama. Ni siquiera reconocen el afecto sincero que les tienen, cosa que saben hacer incluso las bestias más feroces. ¡Notable crueldad, que el afecto sea denigrado y que el amor engendre odio! Éste es uno de los más peligrosos y graves males que acechan a la fatua condición humana.