Acaricio la idea de contar con los orígenes y la confirmación del rock, y no se me ocurre nada mejor que dividirlo en etapas y hacer una síntesis progresiva de cada una de ellas. Desde luego, se trata de un intento teórico y una periodización muy personal que no siempre coincide con el criterio de los musicólogos, sino con mi memoria, mi sensibilidad y mi nivel de información. En esta línea puede llegar a ser un criterio documentado, aunque no agote las posibilidades de enfoque. Mi propósito es historiar uno de los géneros de la música popular contemporánea como proceso de la cultura, en el que participan los intérpretes, los compositores, los instrumentos, la tecnología, los medios de difusión y las tendencias artísticas, así como las circunstancias históricas, las necesidades y carencias de los grupos sociales, el grado de desarrollo de la industria cultural, sus métodos y procedimientos, y las coyunturas políticas, étnicas e ideológicas que intervinieron de un modo decisivo en el fenómeno mientras el rock estuvo en peligro de desaparecer como revolución o como arte.