Primero: ausencia de tiempo; lo trasciendes completamente,
no existe, te olvidas de él. El tiempo se detiene, pero no
es que se detenga: tú no estás en él.
Segundo: pierdes tu ego, en el sexo, por primera vez, te
quedas sin él, tú no eres y el otro tampoco. Tú y tu amante
están fundidos en otra cosa.
Tercero: en el sexo eres natural por primera vez. Eres parte
de la naturaleza… parte de los árboles, de los animales, de
las estrellas… ¡Una parte! Estás inmerso en algo más grande…
en el Cosmos, en el Tao.
Estas tres cosas te dan el éxtasis.