Estar en su lugar

el cuerpo de las mujeres no solo debe estar disponible para satisfacer los deseos del prójimo, también debe seguir siendo deseable en todo momento

Dejar que se exprese la persona afectada por la discapacidad en lugar de hablar por ella, incluirla en la toma de decisiones, aprovechar su experiencia vital. Al final, como apunta Quentin, es la persona más indicada para identificar los recursos que es preciso movilizar

Hacer lugar implica también hacer unos cuantos ajustes sencillos, como incluir a una persona sorda en la conversación mirándola al hablar.

La lucha por el espacio, según la expresión del geógrafo Michel Lussault, es una lucha de clases,68 pero también una lucha de razas y géneros. Cada desplazamiento es, en este sentido, una «prueba espacial».

La ternura de una voz puede acogerme y confirmar mi legitimidad en el mundo; su frialdad puede privarme de ella.

A veces tenemos la sensación de estar atrapados en nuestra vida cotidiana, como si hubiéramos caído en una trampa de la que no cabe escapar sin amputarnos una parte de nosotros mismos, sin que medie el desgarro o la pérdida.

Desarraigarse como quien arranca una mala hierba, desarraigarse para no crecer torcido.

A veces el acto de partir se articula sobre una doble lógica de arraigo y desarraigo. Hacerse un lugar es entonces conquistarlo a fuerza de obstinación, en un ejercicio de autoafirmación y reapropiación vital.

Abandonarlo todo, dejar atrás el pasado que nos condenaba al fracaso de antemano. Abrirse al futuro cambiando de lugar, olvidando quiénes somos. Exiliarse, desaparecer y reaparecer en otra parte, nuevos, anónimos.

Mudar de aires, marcharse para salir adelante, alejarse de los lugares de la decadencia. Zafarse. La meta es desconocida, pero sí sabemos de qué huimos, de qué queremos escapar.