–Simplemente esto, princesa. Si Querig muere de verdad y la niebla empieza a disiparse. Si vuelven los recuerdos y entre ellos los de las ocasiones en que te decepcioné. O los de actos turbios que yo haya podido cometer y que hayan provocado que al mirarme ya no vieses al hombre que ves ahora. Prométeme al menos esto. Prométeme, princesa, que no olvidarás lo que en este momento sientes por mí en tu corazón. Porque ¿qué sentido tiene que vuelvan los recuerdos hurtados por la niebla si es sólo para alejarnos al uno del otro? ¿Me lo prometes, princesa? Prométeme guardar para siempre en tu corazón lo que sientes por mí en este momento, sea lo que sea lo que recuerdes cuando la niebla se disipe.