La retama tolera mejor la sequía que el helecho y el oso polar tolera mejor el frío que el chihuahua. Tolerar es soportar. ¿Qué tiene de particular la tolerancia, si es una propiedad natural presente en todos los seres? El respeto, en cambio, es genuinamente humano. Hay quien tolera la lactosa y hay quien no la tolera, pero nadie, ni los tolerantes ni los intolerantes, tienen respeto por ella. Como dice María Zambrano en Delirio y destino, «tolerarse es soportarse, y, aunque es algo, no es creador ni caritativo. Convivir es más: es que las pasiones fundamentales, los anhelos, marchen de acuerdo. Es compartir el pan y la esperanza».