Tengo esta sensación, mientras traigo este bebé al mundo, de que las cosas en realidad no están en regresión. Ni siquiera se están desmoronando. Todo lo que está pasando, incluso el mayor caos, físico y personal, incluso político, básicamente está bien. Sé que suena ingenuo. Incluso podrías achacarlo a las hormonas. Sin embargo, la sensación es tan poderosa que tengo que compartirla contigo. Soy feliz. A nuestro alrededor están sucediendo cosas horribles, es verdad, y yo he cometido la cosa más terrible de todas, pero, en lo más hondo de mí, soy feliz. Siento una estúpida alegría. Un sentido de la existencia. Un regocijo en la verdad sin sentido. Resulta que estamos vivos. No hemos pedido vivir. Simplemente vivimos.