cuando contemplo el mar
observando su grandeza,
lo único que a mí me aqueja,
es no poderte mirar.
Así que…, para acabar,
sólo me queda un consuelo,
que me escribas, te lo ruego,
y con tus letras soñar
lo bonito que es naufragar,
en tu carta, sobre adentro,
pues te siento como el mar
si me mojas, por el viento