No chille, que para eso venimos a este valle de lágrimas. Recuerda: “Árbol de la esperanza, mantente firme”. Eso no lo dije yo, fuiste tú: la girl de Coyoacán, la mexican princesa, oh, yeah!
Los ojos rojos de Frida estaban inyectados de sangre burbujeante. Se clavaron en su reloj de la vida: el gallo. El día que dejara de cantar, ella moriría. Ése era el trato. Pero nunca le dijeron que el reloj era una piedra en el culo.