La guerra con Sendero Luminoso ha dejado marcas en Arturo y Delia. Ambos desean olvidar
lo que hicieron y lo que fueron obligados a hacer en Ayacucho, mientras tratan de recomponer sus
vidas en Lima, una ciudad empeñada en recordarles que sus heridas aún siguen abiertas. Él es ahora
taxista y ella peluquera, pero lo que en verdad son está signado por sus destinos y sueños, por cómo
conviven con la culpa y cómo buscan el perdón.
En ‘La pasajera’, Alonso Cueto continúa la búsqueda que inició en ‘La hora azul’: explorar el
horror de la violencia política no frontalmente, sino por los efectos que esta deja en el mundo
interior de las personas. Y lo hace con dos herramientas que maneja a la perfección: el
suspenso propio del thriller y la profundidad psicológica de la novela realista.