En la ingeniosa unión del pasado con el presente reside el secreto de la arrasadora y milagrosa fuerza vital del arte barroco del ingenio, que posee poderes casi divinos: las cosas mudas hablan; viven las insensatas, resurgen las muertas: las tumbas, los mármoles, las estatuas; de esta encantadora de las almas reciben voz, espíritu y movimiento. Razonan ingeniosamente con los hombres de ingenio. En fin, no puede decirse muerto a algo que el ingenio no haya tratado de avivar. Este arte no solo es rival de la naturaleza, la supera derrotando los ruinosos efectos del tiempo y de la muerte.
La estética del Barroco analiza con rigor y minuciosidad los textos de aquellos autores que podemos considerar antecedentes inmediatos del arte y la literatura barrocos, pero es a los clásicos de la agudeza y el ingenio, de la nueva concepción de la belleza, Marino, Gracián y Tesauro, a los que presta mayor atención. Completa su estudio con un análisis de los autores y textos barrocos que se han ocupado de las artes visuales y de aquellos filósofos que ya en el siglo xviii desarrollaron algunas de las ideas centrales del barroco.