Contiene algunos de los cuentos más experimentales que he leído, y una inevitable vibra weird donde tenemos de trasfondo a un Dios creado por y para la Deep Web. El futuro es inevitable, opaco y lleno de transformaciones, suplantaciones, y tránsito hacia el Otro Lado.
Mis cuentos favoritos fueron 'El señor de la Palma' y 'La vía del futuro'. 'En la hora de nuestra muerte' me parece temáticamente diferente, porque casi se comprende como un cuento donde una situación -en este caso una epidemia de drogas- es el protagonista, y no una persona o un lugar. Decenas de personajes chocan, se solapan y se empujan como bolas de billar mientras, de telón de fondo, la crisis arrasa con la ciudad, y el personal médico se queda sin voluntad y sin recursos. Tiene unos tintes más de reportaje, y me parece que contrastó demasiado con 'El astronauta Michael Garcia', y otro cuento breve que me encantó ppr su trama y ambiente, 'Las Calaveras'. Espeluznante a veces, inquietante siempre, Soldán crea psiques torturadas que potencian la atmósfera, y remata con frases muy buenas que no pude evitar subrayar. Es evidente el oficio del autor y un minucioso trabajo de edición.
Hologramas, pastillas que cruzan dimensiones y materializan sueños, cultos, grutas submarinas, decenas de ciudades en América, astronautas desmemorizados y suplantados, inteligencias artificiales suicidas, apocalipsis tentativos y una pregunta que no ceja: ¿dónde estaré yo cuando esto suceda?
Aun así, sentí disparejo el volumen, y disfruté más de las piezas breves.
📣 "La pastilla va haciendo efecto. Me acaricio la mejilla. Quisiera que una tormenta eléctrica la despierte. Pero no.
Aparecen el resplandor azul, las aguas espesas, el túnel membranoso.
Viajo al otro lado."