A su nueva tierra adoptiva, el Japón, el autor le dedicó una docena de imprescindible volúmenes. Sin injusticia alguna se le considera un excelente narrador y el introductor de las culturas de oriente, en especial la japonesa, en Europa y América, donde sus libros alcanzaron un notable éxito. Fantasmas de la china y el Japón, una muy representativa antología de sus cuentos fantásticos, fue el primero de sus libros editado en castellano. Lo rescatamos ahora en la tersa traducción original del un día afamado poeta uruguayo Armando Vasseur, que se ha convertido en un desconocido sin dejar de ser un clásico; o viceversa.