«Eros díler» de Nazul Aramayo, retrata la vida de un joven poeta de la ciudad norteña de Torreón, en el estado de Coahuila, México, caracterizada por los altos índices de violencia de los últimos años, así como por la pasión por el equipo local de futbol Santos Laguna.
El autor nos introduce a un ambiente permeado por drogas, sexo, alcohol, etc., donde la poesía surge como una consecuencia, como una expresión creativa en medio de estas situaciones. A su vez, el amor, ese sentimiento visto como el ideal a realizar, se presenta pero no bajo una connotación simplona empalagosa entre el protagonista y su novia, sino como la fuente de inspiración para el primero; como un proceso catártico a través del cual el joven poeta va construyendo su obra.
Cleti vive rodeado de mujeres de todo tipo, pero ninguna despierta en él una pasión tan particular como Yoselyn. En ella se consuman sus versos, su capacidad creativa se rodea de la vida que ambos comparten y de las situaciones dolorosas en común, provocadas por el valemadrismo de Cleti, quien tiene una forma muy particular de asumir su existencia como poeta, como creador, pero también como amante.
En medio de las adversidades generalizadas para la población joven contemporánea, la poesía para el protagonista representa la posibilidad de salir de toda esa mierda apostada en la ciudad de Torreón. Entre la mota, el alcohol, el sexo, el amor y la poesía Nazul Aramayo construye «Eros díler», para llevarnos a algo más allá de lo que podría parecer mera ficción: a una realidad.