El narrador, Ismael, es un joven estadounidense con experiencia en la marina mercante, decide que su siguiente viaje será en un ballenero. De igual forma se convence de que su travesía debe comenzar en Nantucket, Massachusetts, isla prestigiosa durante el siglo xix por su industria ballenera. Antes de alcanzar su destino, o el origen de su aventura, Ismael entabla amistad con el experimentado arponero polinesio Queequeg, con quien acuerda compartir la empresa. Ambos se enrolan en el ballenero Pequod, con una tripulación conformada por marineros de las más diversas nacionalidades y razas; precisamente sus arponeros son Queequeg, el piel roja Tashtego y el «negro salvaje» Daggoo. El Pequod es dirigido por el misterioso, violento, y autoritario capitán Ahab, un viejo y muy respetado lobo de mar, con décadas de experiencia en la vida marinera, y sobre todo con una pierna tallada de la mandíbula de un cachalote. El irascible Ahab revelará a su tripulación que el objetivo primordial del viaje, más allá de la caza de ballenas en general, es la persecución tenaz a la ballena blanca Moby Dick, enorme leviatán que lo privó de su pierna hace años, siendo que este monstruoso cetáceo había ganado fama de causar estragos a todos y cada uno de los balleneros que, osada o imprudentemente, habían intentado darle caza. Con el pasar del tiempo, Ahab se obsesiona cada vez más con la captura de Moby Dick, menospreciando los peligros de la caza ballenera, y poniendo en riesgo constante la vida de la tripulación en un recorrido por numerosos océanos. Los marineros, tan fascinados por Moby Dick como temerosos de la ira de Ahab, siguen a su capitán sin dudas ni reparos, hasta un final terrible y épico presidido con otro epígrafe bíblico, esta vez tomado del Libro de Job.