Homenaje y, a la vez, desmentido a las obras de Thomas Mann y de Luchino Visconti, que le sirven de apoyo narrativo: el joven Tadzio de “Muerte en Venecia” es ahora casi un anciano que vuelve a Venecia a morir y rememora lo que ha sido su vida de músico famoso y de enamorado de la belleza juvenil masculina. Viejo ya, confronta su propia decrepitud física con la exuberancia de los jóvenes muchachos, y de ese espejo nacerá su última decisión: el asesinato del joven que juega con él de la misma manera que él hiciera, adolescente, con el viejo escritor que le admiraba en la playa.