El síndrome de París

Los franceses hacen muchos sonidos entre palabras. Resoplan como caballos cuando están cansados, emiten un principio de balido cuando no saben algo, hacen una gárgara seca si algo les indigna, tienen variaciones del oh là là para expresar distintas emociones

adónde ir cuando no querés estar en ninguna parte

vida, al final, consiste en dónde pasás tu tiempo y cómo. Hay quienes necesitan el movimiento para ser felices y quienes son obligados a moverse y no quieren. Hay quienes nacen en un lugar que sienten correcto y otros en uno que consideran equivocado. Y hay quienes viven esperando el regreso al escenario que tuvieron que abandonar.

Puede que te enamores de alguien

que no viaja ni quiere viajar

y que te des cuenta de que tu necesidad de movimiento

es igual a tu capacidad de desapego.

estás acá, sos acá’, y tomé ese momento de presente absoluto como una de las claves de la viajoterapia.

para qué viajo si al final siempre quiero estar en otra parte.

“Esta vida terrestre es una jornada más, cuando un ser querido muere solamente lo perdemos en este día cósmico. Es como cuando nos visita una persona querida y se despide para volver a su casa”

Quienes suscriben al slow travel dicen que es porque el cerebro apaga el piloto automático y entra en estado de atención constante. Como todo es nuevo, registra cada movimiento y decisión y cada minuto tiene consistencia.

las vistas desde el tranvía eran parte de la preparación psicológica para visitar “el pueblo que todo lo cura”.

Durante mucho tiempo creí que hablar poco o ser seria por fuera era algo malo y me odié por tener una personalidad tan distorsiva con el mundo.