Ganadora del premio Brigada 21 a la Mejor Primera Novela del Año en 2009, Tarde, mal y nunca abre el ciclo de Carlos Zanón sobre Barcelona. Con una voz narrativa tan contundente como un golpe de martillo, la segunda obra del considerado heredero de Juan Marsé y Manuel Vázquez Montalbán impactó por su visceralidad, y su fiel retrato multiétnico de las calles barcelonesas destilaba ya una energía electrizante que se ha convertido en su seña de identidad hasta la reciente Taxi.
Lejos de la rutilante Barcelona visitada y admirada por los turistas, la historia se sitúa en los barrios más desfavorecidos de la ciudad, un territorio olvidado donde la presencia cada vez mayor de inmigrantes está cambiando el paisaje y las maneras de vivir. Allí, en un entorno de crisis económica y social donde las drogas, la violencia y la prostitución campan a sus anchas, cobra protagonismo un grupo de jóvenes abocados a ser carne y alma de cañón: Álex, que oye voces y tiene visiones; Epi, su hermano pequeño y colega de Tanveer Hussein, el líder de la banda; y Tiffany Brisette, novieta de Epi y auténtica femme fatale que termina liándose con Tanveer. El resultado es un triángulo amoroso explosivo que acaba hecho añicos y teñido de sangre, como los sueños de unos chavales que la mano del destino ha puesto en el sitio más inadecuado.
Gracias a su especial sensibilidad para captar el habla de la calle, Zanón describe con descarnado realismo la crudeza de una sociedad marginal y marginada, que florece sin remedio en las grandes urbes a la sombra de una globalización arrolladora que todo lo engulle.