1984

El poder no es un medio, es un fin. No se establece una dictadura para salvaguardar una revolución; se hace la revolución para establecer la dictadura

nadie toma el poder con la intención de renunciar a él

Nada en el mundo era tan malo como el dolor físico. “Ante el dolor no hay héroes, no hay héroes”

Las opiniones que las masas tienen, o no tienen, son vistas como una cuestión de indiferencia. Se les puede conceder libertad intelectual porque no tienen intelecto. En cambio, en un miembro del Partido no se puede tolerar ni la más mínima desviación de opinión sobre el tema menos importante

De los proletarios no hay nada que temer. Dejados a su suerte, continuarán de generación en generación y de siglo en siglo, trabajando, criando y muriendo, no solo sin ningún impulso de rebelión, sino sin el poder de comprender que el mundo podría ser otro que el que es.

la continuidad de una oligarquía no tuviera que ser física, ni se detuvo a reflejar que las aristocracias hereditarias siempre han sido efímeras, mientras que las organizaciones adoptivas como la Iglesia Católica a veces han durado cientos o miles de años

Solo hay cuatro formas en que un grupo gobernante puede caer del poder. O es conquistado desde afuera, o gobierna de manera tan ineficiente que las masas son incitadas a la revuelta, o permite que un fuerte y descontento grupo medio nazca, o pierde su propia confianza en sí mismo y su voluntad de gobernar. Estas causas no operan de manera individual, y como regla las cuatro están presentes en algún grado. Una clase gobernante que pudiera protegerse de todas ellas permanecería en el poder permanentemente.

La riqueza y el privilegio se defienden más fácilmente cuando se poseen conjuntamente.

Con el desarrollo de la televisión y el avance técnico que permitió recibir y transmitir simultáneamente en un mismo instrumento, la vida privada llegó a su fin. Todo ciudadano, o al menos todo ciudadano lo suficientemente importante como para merecer ser observado, podía ser mantenido durante veinticuatro horas al día bajo la mirada de la policía y al son de la propaganda oficial, con todos los demás canales de comunicación cerrados.

Las masas nunca se rebelan por sí mismas, y nunca se rebelan solo porque están oprimidas