Conozco a la perfección su ropa. Saberte así el armario completo de alguien es como conocer todas sus caras. También manejo el catálogo completo de sus productos cosméticos, sé cómo es desnuda desde todos los ángulos, a qué ritmo, con qué tono y grosor le crece el vello corporal en cada zona, a qué altura se le hace el remolino en el flequillo y cómo hay que tenerlo en cuenta a la hora de plancharle el pelo, con qué frecuencia se lava los dientes, qué pasta usa, cuánto le dura la regla y de qué color es la sangre dependiendo del día, cómo frunce el labio superior frente al tío que le gusta y lo largas que parecen sus pestañas cuando se mojan porque el tío se ha portado como un imbécil.