Inquieta recordar que un paisaje terrorífico muy semejante al que se vivió en Londres el 7 de julio de 2005 apareció descrito hace casi un siglo por Joseph Conrad en El agente secreto. Esto podría significar dos cosas: una, que los artistas se adelantan, a veces fatalmente, a su tiempo, y otra, que la humanidad no avanza, sino da vueltas sobre sí misma, fiel a sus miserias. Al final, lo que Conrad vio en la absurda actividad terrorista fue a una «humanidad siempre tan trágicamente dispuesta a la autodestrucción».