Una cita con mi vida

él es como es, y no nos aguantamos, porque no hay ni siquiera una pequeñísima parte de ninguno de los dos que sea capaz de entender una minúscula parte del otro.

Lo malo que hicimos siempre está ahí, para que lo recordemos.

¿Vas a aceptar el trabajo?
—A papá no le gustará.
—¿Cuándo has hecho tú algo para complacerlo?

—He dicho que te quiero.
—Yo también te quiero —replicó él y mi corazón se aceleró—. Tenemos que celebrarlo.
—Pero voy a perderte.
—Acabas de encontrarme.

Lo nuestro funcionó durante un tiempo, hasta que dejó de funcionar.

Una gran mentira merecía una gran verdad.

Nada habla más alto que toda una vida de arrepentimiento y lamentaciones.

No quería que cambiara el desenlace, sino únicamente la manera en que se estaba produciendo

Quería que el agua lavara la culpa y la confusión

era la persona perfecta en el momento equivocado