«Al igual que esos antepasados que habitan siempre en las sombras de sus novelas, los personajes que Louise Erdrich ha creado en El vigilante nocturno acompañarán al lector mucho después de haber terminado el libro».
New York Journal of Books
1953, Dakota del Norte. Thomas Wazhashk es el vigilante nocturno de la primera fábrica inaugurada cerca de la reserva india de Turtle Mountain. También es un prominente miembro del Consejo Chippewa, desconcertado por un nuevo proyecto de ley que pronto se presentará ante el Congreso. El Gobierno de los Estados Unidos califica la medida como «una emancipación», pero más bien parece restringir aún más la libertad y los derechos de los nativos americanos sobre su tierra, sobre la base de su identidad. Thomas, indignado por esa nueva traición a su pueblo y aunque tenga que enfrentarse a todo Washington D. C., hará lo imposible por combatirla.
Por otro lado, y a diferencia de la mayoría de las chicas de la comunidad, Pixie Paranteau no piensa cargar de ninguna manera con un marido y montones de hijos. Bastante tiene ya con su trabajo en la fábrica, ganando apenas lo suficiente para mantener a su madre y a su hermano, por no hablar de su padre, quien solo aparece cuando necesita dinero para seguir bebiendo. Además, Pixie necesita ahorrar cada centavo para llegar a Minnesota y encontrar a Vera, su hermana perdida.
Basada en la extraordinaria vida de su abuelo, Louise Erdrich nos entrega en El vigilante nocturno una de sus mejores novelas, una historia de generaciones pasadas y futuras, de preservación y progreso, en la que colisionan los peores y los mejores impulsos de la naturaleza humana, iluminando así las vidas y sueños de todos sus personajes.