¿cómo ayudan los libros infantiles y juveniles a desarrollar la competencia literaria del lector en formación?
Si, como hemos visto, mediar en la escuela supone acompañar el avance de los alumnos como lectores, la respuesta a esa pregunta compete a todo aquel que sitúe su quehacer profesional desde una perspectiva de mediación (sea docente, encargada/o de biblioteca u otro agente educativo que participe en el proyecto lector de una escuela). El solo hecho de formularse la pregunta invita a las y los mediadores a pensar en los complejos mecanismos que hay detrás de un buen texto, y en los procedimientos mediante los cuales una obra capta la atención del lector, lo sumerge en un universo ficcional y lo «pasea» por un amplio aba