Probablemente sea este el más enigmático libro que el novelista uruguayo ha propuesto a sus fieles lectores. No sólo por la trama sutilmente tejida, donde hay dos hombres -y junto a ellos el codicioso mundillo de un sanatorio de altura— que se equivocan tesoneramente al interpretar la extraña historia sentimental que ante ellos se juega, sino también por los temas profundos que el autor baraja a lo largo de su obra. Un hombre que parece ya desasido de la realidad, viviendo anticipadamente la muerte baldía, y dos mujeres que lo rodean con una misteriosa y opuesta gesticulación sentimental, componen los elementos del drama del amor, de la fe, de la destrucción. Así se lo representa ante la curiosidad, el ocasional desprecio, la fugitiva piedad de los demás hombres, que integran el coro engañoso de esta tragedia. Una escritura de un realismo desorbitado y un envolvente clima poético son los instrumentos afinadísimos con que se expresa esta apasionada interrogación sobre la fuerza de las más puras formas del amor.