Claudio Monteverdi, el padre de la ópera, y Antonio Vivaldi, el maestro del violín, los dos geniales iniciadores del periodo barroco de la música clásica, vivieron en épocas diferentes, pero tuvieron en común realizar buena parte de su vastísima obra en Venecia y haber abrazado el sacerdocio, con escaso entusiasmo por parte de ambos. Monteverdi luchó en vano por alcanzar el reconocimiento profesional y económico que deseaba. Vivaldi combatió con éxito la seria debilidad pulmonar que lo afectó desde el nacimiento. Ambos fallecieron a edad avanzada para la época; Monteverdi en Venecia, reconocido como el gran compositor; Vivaldi, en Viena, en la pobreza, olvidado por sus antiguos admiradores.