–Y, al decir de la gente, al otro lado de la muerte, viéndose sola (demasiado culpable quizá para el Cielo pero, al mismo tiempo, demasiado inocente para el Infierno) busca quien se una a ella para hacerle compañía; quiere ovejas, vacas y caballos, como tenía en sus granjas. Por eso vuelve locos a los animales, y también a los humanos, para que bajen al río. Ellos la ven, según dicen, o reciben una señal que de algún modo apunta a la forma en que murió. Si la ven, viene a buscarlos una, dos y tres veces, y es esa tercera vez cuando se sienten forzados a seguirla.