Eli lleva meses sin comer otra cosa que avena, debilitado por una enfermedad atípica que le impide digerir los alimentos y tener fuerza para realizar sus actividades cotidianas. No te mueras, Eli, le pidió su padre, y él está dispuesto a cumplir su promesa, no morirá nunca: se convertirá en vampiro para ser inmortal y se unirá a alguna de esas hordas vampíricas andrajosas que deambulan por el mundo para ya no sentirse tan solo y excluido como ser humano. Será Samantha, una dark suicida de su escuela, quien le dé la clave para su primer aquelarre vampírico y Fernando quien lo acompañe en la odisea que busca la eternidad.