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Giorgio Nardone

La estupidez estratégica

Giorgio Nardone, uno de los psicólogos y psicoterapeutas más respetados de Italia, nos conduce al descubrimiento de los mecanismos de la estupidez y nos sugiere antídotos eficaces para protegernos de sus trampas y convivir con ella de la manera más funcional posible. Porque nada es del todo malo y todo puede ser útil: incluso la estupidez.

Todos hemos tropezado alguna vez con la estupidez y hemos adoptado comportamientos que, a posteriori, no parecen nada sensatos. A veces es incluso un exceso de razón lo que nos vuelve estúpidos, cuando por ejemplo nos obstinamos en defender nuestras ideas incluso si fracasan, confundiendo determinación con terquedad y tenacidad con cerrazón. Y así, cegados por éxitos efímeros, en vez de corregir estas actitudes, las repetimos con total convencimiento y acabamos convirtiendo manifestaciones ocasionales de imbecilidad en un rasgo permanente del carácter. La estupidez no existe en la naturaleza, no es un defecto biológico; es un producto enteramente humano, pero representa el mayor peligro para la humanidad, un virus taimado al que nadie es inmune. ¿Cuál es el origen de esta actitud? ¿Qué consecuencias tiene en la vida diaria?
84 бумажные страницы
Правообладатель
Bookwire
Дата публикации оригинала
2023
Год выхода издания
2023
Издательство
HERDER EDITORIAL
Переводчик
Maria Pons Irazazábal
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Цитаты

  • Adal Cortezцитирует5 месяцев назад
    «No hay nada nuevo bajo este cielo salvo lo olvidado». Con este brillante aforismo Santayana (1940) nos recuerda la necesidad fundamental de la humildad para no caer en la estúpida ilusión de haber creado algo único.
  • Adal Cortezцитирует5 месяцев назад
    A principios del siglo XX, Karl Kraus afirmaba irónicamente: «El que no sabe hacer, enseña»; me permito añadir, haciéndome eco asimismo del pensamiento de Oscar Wilde, que el que no sabe hacer ni enseñar, critica.
  • Adal Cortezцитирует5 месяцев назад
    Como advierte Karl Popper (1945): «Solo frente a los arrogantes y presuntuosos es lícito (y necesario, añado) ser arrogantes», así es como el prepotente ha de ser sometido.

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