Había observado a Tilly todos los santos días en la cocina del Strega mientras su amiga transformaba una pila de ingredientes en las rebanadas calientes que mantenían a la gente de Dolph feliz y satisfecha. Viola había memorizado el movimiento de las manos de Tilly mientras medía, mezclaba y amasaba. La manera en que sus dedos ágiles trabajaban la masa de harina y levadura hasta que se tornaba suave y flexible como la carne. Había sido feliz allí, feliz de simplemente observar a la chica de quien se había enamorado, la amiga que no tenía idea de lo que significaba para ella.