Me gustas. —Él me miró y luego volvió a mirar la carretera—. No sé cómo ha pasado, pero tú me gustas más que Byron. Tú eras el culpable de que mi corazón se acelerara. ¡Estoy enamorada de ti!
Fue la declaración más extraña del mundo, ya que Ethan, mi vecino stripper, subió el volumen de la radio ignorándome por completo.
—¿No vas a decirme nada? —Silencio—. ¡Ethan! Al menos ríete de lo que he dicho.
Nada.
No me miró.