Nada…, nada…, el color…, quema…, frío y mojado, pero quema…, vivía dentro del pozo…, lo he visto, como un humo…, igual que las flores la primavera pasada…, el pozo relucía de noche… Eso, y el Mervin, y el Zenas…, todo lo que estuviera vivo…, chupando la vida de todo…, en aquella roca…, ha debido venir en aquella roca que lo envenenó todo…, no sé qué quiere…, esa cosa redonda que los hombres de la universidad arrancaron de la roca…, la hicieron migas…, tenía el mismo color…, exactamente igual…, igualito que las flores y las plantas…, ha debido haber más…, semillas…, semillas…, crecieron…, lo he visto esta semana la primera vez…, lo ha debido agarrar bien al Zenas…, era un chicarrón, lleno de vida…, te destroza la cabeza y después te agarra a ti…, te quema…, en el agua del pozo…, tenías razón…, agua maligna…, el Zenas no volvió nunca del pozo…, no puedes escapar…, te ahoga…, sabes que algo viene, pero no sirve de nada…, lo he visto cien veces desde que se llevó al Zenas… ¿y la Nabby, Ammi?…, mi cabeza no anda bien…, no sé cuándo fue la última vez que le di de comer…, se la llevará si no andamos con cuidado…, nada más que un color…, su cara se está poniendo de ese color, a veces hacia el anochecer… y quema y te chupa…, vino de un sitio donde las cosas no son como aquí…, uno de los profesores lo dijo…, era verdad…, ándate con ojo, Ammi, seguirá haciendo de las suyas…, te chupará la vida…
Pero eso fue todo. Lo que allí habló ya no hablaría más porque se había desmoronado por completo