Entender qué es, qué significa el Estado Islámico declarado en junio de 2014 por Abu Bakr al Bagdadi obliga a desprenderse, necesariamente, de los equívocos y de los mitos que dominan en los medios de comunicación e intoxican ciertos debates políticos, dirigidos a excusar los errores de cálculo cometidos por Occidente y sus socios en Oriente Medio y a justificar intervenciones militares injustificables. El más importante de ellos: su inapropiada e interesada definición como simple movimiento terrorista. Arraigado en un área de cientos de kilómetros cuadrados que abarca desde Siria hasta Irak; replicado por decenas de grupos armados que le han jurado lealtad, desde las montañas de Argelia a las costas de Indonesia, y dotado de un poderoso efecto llamada, que atrae a jóvenes de otros países islámicos, pero también a musulmanes nacidos y crecidos en Europa con la misma ilusión de aquellos que se unían a los rebeldes en Sierra Madre, el EI es, en realidad, un proto-Estado basado en una interpretación particular del islam, con rasgos de totalitarismo y vicios de la ultraderecha, capaz de autofinanciarse con métodos mafiosos, que gestiona un amplio tejido social, se alimenta de la frustración y se sostiene en un estructura militar que aúna con eficacia estructuras de ejército regular, tácticas de guerrilla maoísta y acciones de elemental terrorismo. En este libro, el arabista y periodista Javier Martín —corresponsal en Oriente Medio desde hace quince años— no solo disecciona la estructura y financiación del Estado Islámico, sino que explica sus orígenes ideológicos y ofrece un análisis preciso de la nueva geopolítica de Oriente Medio, hija del hundimiento del islamismo político, el fracaso de las primaveras árabes, los errores de Occidente y el pulso entre Irán, Arabia Saudí e Israel.