es
Books
R.G. Wittener

Monozuki

  • Aidee Venturaцитирует4 года назад
    Una vidente no puede dudar nunca de lo que le dice su instinto. Aunque tengas que pelearte con tus mejores amigas.
  • b0599470672цитирует2 года назад
    el deterioro medioambiental del planeta, la reivindicación animalista, el avance del capitalismo, la amenaza de un poder político hegemónico y la existencia inmortal de lo numinoso
  • Nuria Cabreraцитирует18 часов назад
    «que la visión te lleve donde debes llegar y te enseñe lo que debes ver».
  • Nuria Cabreraцитирует18 часов назад
    «Ojos abiertos, oídos atentos y no olvides nada»,
  • Nuria Cabreraцитируетпозавчера
    Cerró entonces los ojos y, con los oídos atentos a cada murmullo, le dio la impresión de que el mar hablaba la misma lengua que el pastor de kaijus
  • Nuria Cabreraцитируетпозавчера
    Tomar solo lo necesario y no dañar a los espíritus
  • b1251297838цитирует2 года назад
    filigrana de color ámbar oscuro,
  • b1251297838цитирует2 года назад
    —Respetar el mar y la tierra, y las criaturas que vivan encima y debajo —recitó Monozuki, procurando adoptar un tono solemne—. Tomar solo lo necesario y no dañar a los espíritus.
  • Virgyцитирует2 года назад
    «Ojos abiertos, oídos atentos y no olvides nada», se dijo, recordando el consejo que siempre le repetía la abuela Rin, «que la visión te lleve donde debes llegar y te enseñe lo que debes ver».
  • Michelle Olivaresцитирует2 года назад
    … tuve una visión. Soñé que estaba en el fondo del mar y encontraba una ostra gigante de la que salían perlas a centenares. Pero cuando intentaba cogerlas, a la concha le salían dientes y me tragaba el brazo. —El pasillo dibujó otra curva, y Monozuki ayudó a la abuela por un corto tramo de escalones—. Dos días después el tiempo mejoró y cuando vi a las pescadoras de perlas les pedí que me dejasen ir con ellas para ayudarlas.
    Unos puntos de luz en el corredor la distrajeron, hasta que advirtió que eran claraboyas abiertas al exterior.
    —El mar estaba tan tranquilo que se podía ver el fondo. Al llegar al acantilado del Guerrero Fantasma, Yukio y Chikako nos hicieron señas para que nos acercásemos, y señalaron algo que se veía entre el coral. Era una ostra blanca, muy grande, y alrededor había muchísimas bolitas que brillaban. Todas se pusieron contentísimas y empezaron a prepararse para lanzarse al agua. Yukio estaba muy feliz y dijo que iba a hacerse un collar para su ajuar. —Monozuki levantó el dedo y echó los hombros hacia atrás—. Pero yo les dije que no lo hicieran, que corrían peligro. Me peleé con Yukio. Le tiré del pelo para que no saltara. Hasta discutí con Chikako.
    —¿Y qué pasó al final?
    —Chikako dijo que iría ella, porque es la mayor. Se llevó un arpón y una red. Yo cogí otro y vigilé desde la barca. No se veía nada raro, pero tenía miedo. Y cuando Chikako se acercó, las valvas se abrieron ¡y salió un tiburón! Era uno pequeño, pero podía haber mordido a las demás.
    —¿Y las perlas?
    —No eran perlas, sino huevas de cangrejo gigante. Pero también había muchas ostras por allí, y entre todas encontramos quince perlas —explicó Monozuki, sonriendo.
fb2epub
Перетащите файлы сюда, не более 5 за один раз