Yo ya desde ese tiempo no puedo levantarme y salir nomás a los piques sin tomar siquiera unos mates, yo entré a necesitar el darme unas vueltas por la casa antes de salir, encontrar una cosa y perder otra y después ir a ver si hace buen tiempo, vuelvo, pongo la pava y vuelta a examinar de nuevo el tiempo no sea que esté errada y cuando vuelvo hirvió el agua pero no importa, la caliento de nuevo. Todas esas vueltas me asientan bien, si no se me hace que tengo moco en la cabeza. Y ahí entonces me sentaba con mi pava y mi mate, a encarar lo que venga, pero dándole tiempo al tiempo, para desvestir un santo mientras visto otro.