El poeta e intelectual nicaragüense Iván Uriarte Baltodano, le dedica las siguientes palabras:
“Perfil del olvido”, primer poemario de Humberto Avilés Bermúdez, cuyo subtítulo Antología personal nos remitía a un cuaderno de bitácora personal, muy personal, donde un sistema tropológico encubría la interioridades ontológicas del poeta, así como también un toque referencial al texto para volver por un instante a la realidad, es continuado de modo más contenido en su poemario, «Poética de la simpleza”. Pero aquí el lenguaje se estrecha, se reduce y refleja una lucha por encontrar la palabra precisa, o la palabra autónoma capaz de decirlo todo, aún cuando corra el riesgo de estrechar el referente, desemantizándolo totalmente.
El referente mayor, o las huellas de navegación verbal, son aparentemente más claras: hojas desprendidas del calendario. El primer texto “Viernes trece” nos pauta el derrotero: «Enero con trece amaneceres a cuestas / toca silencio/ abre mi mente y busca simplezas.” Esa apertura a la simplicidad es el encubierto Ars poético de este poemario: la desnudez de la palabra que transluce en los siguientes versos que continúan a los citados: «Apertura de ideas reposadas / solera última / de mis sesenta años/ entrados.” Este toque referencial es apenas la llave para lectoralmente percibir esa lucha con la palabra que continúa su derrotero al camino abierto, quizá tardíamente, pero concebido ya como irreversible. Esa irreversibilidad incluye a los poetas (Sabines «oculto por su bocanada de humo / en la solapa del libro” o bien el aniversario festejado de mis «Siete poemas atlánticos”) y los poemas que han formado parte de ese diario de navegación verbal, así como a los amigos perdidos, Granada, la infancia y también acontecimientos trágicos y dolorosos como “Mayo en Bangladesh” que acentúa el toque referencial que equilibra la aridez cultivada de la palabra, o la palabra ensimismada "… en el espejo de la otredad, / otra edad que, / sin embargo es la misma.”