Ukiyo-e, imágenes del universo en mutación, es el nombre de un género artístico nacido en Japón durante el próspero período Edo (1615–1868). Estas impresiones típicas son resultado del trabajo colectivo entre un artista, un grabador y un impresor. Su auge y desarrollo se debió, en gran parte, a que los avances de la técnica permitieron una producción en serie accesible para muchos habitantes.
Estas estampas representan escenas de la vida cotidiana, retratos de mujeres, actores del teatro Kabouki o luchadores de Sumo. Los paisajes también fueron uno de los temas recurrentes. El fundador del movimiento, Moronobu, y también artistas como Shunsho, Utamaro, Hokusai o Hiroshige son algunos de los representantes más destacados.
A partir de 1868, Japón se abrió al mundo. La delicadeza y la precisión gráfica de estas estampas hechizaron a los artistas occidentales, y su influencia puede encontrarse en los impresionistas, Van Gogh o Klimt. En este análisis temático, los autores Dora Amsden y Woldemar von Seidlitz destacan la influencia de este movimiento en la escena artística occidental.
Estos grabados magníficos, que reflejan la evolución del ideal de belleza femenina, la mutación de los dioses y el significado de las escenas urbanas y naturales, son bellos testimonios para una mejor comprensión de esta civilización milenaria.