Con prólogo del profesor Carlos Peinado Elliot, quien señala que «Mística carnal se enraíza en una de las tradiciones más fecundas de la modernidad: aquella que enlaza un fuerte erotismo con el vocabulario religioso y místico.
Así nos lo avanza ya el título del presente poemario, acentuado con la dedicatoria a San Juan de la Cruz y los versos que titulan los siete cánticos… cautiva por su imaginería exuberante, que puebla todos los poemas, por su verso libre que, sustentado en anáforas y paralelismos, embriaga al lector con su ritmo de salmodia.»