Viaje al fin de la noche

“Estás como enfermo por tu deseo de saber siempre más… Eso es todo… En fin, debe de ser ese tu camino… Por ahí, solo… El viajero solitario es el que llega más lejos…”.

Cuando se carece de imaginación, morir es cosa de nada; cuando se tiene, morir es cosa seria. Era mi opinión. Nunca había comprendido tantas cosas a la vez

Cuando ya se ha perdido la confianza, no hay razón para andarse con rodeos, como se suele decir.

A partir de aquellos meses empezaron a fusilar a soldados para levantarles la moral, por escuadras, y a citar al gendarme en el orden del día por la forma como hacía su guerrita, la profunda, la auténtica de verdad

También hacen fuegos hermosos, los bosques, pero apenas duran.

Una aldehuela de nada, que ni siquiera se veía de día, al fondo de un campito sin gracia, bueno, pues, ¡no os podéis imaginar, cuando arde, el efecto que puede llegar a hacer! ¡Recuerda a Notre-Dame!

rodeados, como por un círculo muy grande en una fiesta curiosa, de todos aquellos parajes que ardían, delante de nosotros y a ambos lados, con llamas que subían y lamían las nubes.

Me repitió lo mismo dos o tres veces, a propósito de la obscuridad y el culo,

comparsa que era, insignificante, en aquel increíble tinglado internacional, en el que me había metido por entusiasmo… Lo confieso

hay forma de marcharse para dormir, entonces las ganas de vivir se van solas.