La tortura, la humillación y el sufrimiento que se infligen a los otros forman parte de la barbarie. Lo mismo cabe decir del asesinato, y más aún del asesinato colectivo, el genocidio, sea cual sea el criterio con el que se ha delimitado el grupo al que se desea eliminar: la «raza» (o características físicas visibles), la etnia, la religión, la clase social o las convicciones políticas. Los genocidios no son un invento del siglo XX, pero no podemos pasar por alto que en este siglo se han perpetuado: