Situada en un México extremo, en el que las instalaciones de una televisora son destruidas en un acto terrorista, Cualquier cadáver rastrea en el temperamento de su protagonista una pregunta de índole moral: ¿dónde nacen el mal y la violencia, esos de todos los días en las calles y en la televisión y de los que nos creemos sólo víctimas? Con una prosa que recorre varios registros —del lirismo a la crudeza, del examen psicológico a la invención equívoca del pasado—, Cualquier cadáver reivindica las posibilidades del género de la novela para explorar en las cavidades más incómodas de la realidad humana.