En El diablo cojuelo Luis Vélez de Guevara relata la historia de un estudiante, don Cleofás Leandro Pérez Zambullo, quien, huyendo de la justicia por los tejados de Madrid —lío de faldas por medio— acaba en una buhardilla. En una redoma allí dejada encuentra un diablo hecho prisionero por un astrólogo. Liberado por el estudiante, el diablo se le presenta.
Es el Diablo Cojuelo; cojo por ser el primero en rebelarse contra Dios, el primero en caer y, por tanto, quien soportó el peso de todos los diablos que fueron expulsados y cayeron sobre él. En su currículum y oficio se define como metomentodo, pulga del infierno, el chisme, el enredo y la usura; autor de bailes y festejos son su hacer.
El diablo, agradecido a don Cleofás, le ayuda a escapar —volando— de la buhardilla. Y, de paso, le abre los tejados de Madrid y le descubre lo que hay debajo de ellos. As el estudiante aprenda las miserias, los engaños y las verdades nunca dichas de sus conciudadanos.