Supongo que a una le llega el momento de madurar y aceptar que la perfección no existe. Que los príncipes azules que aparecen en las películas son absurdos e irreales. Que no puedes elegir de quién te enamoras, aunque escribas una lista con veinte puntos y te aterres a ella con todas tus fuerzas, y que esconder tus sentimientos no te hará ser más fuerte.