¡La abuela ataca de nuevo! Valeria Edelsztein utiliza todo el arsenal de la ciencia para sugerir y proponer (y cuando corresponde prohibir terminantemente) los remedios caseros que todos llevamos en algún rincón del botiquín. Esta vez la autora recorre el cuerpo, de los pies (y las manos) a la cabeza –con una escala en el ombligo y sus circunstancias–, para adentrarse en sus molestos secretos y en las posibles curas recomendadas por la cultura popular (que nunca descansa).
Consejos, advertencias y datos increíbles son desmenuzados y ordenados según su nivel de efectividad (nula, no demostrada, limitada, comprobada) y los estudios clínicos que avalan o refutan sus propiedades. Y los veredictos científicos son implacables.
Por aquí desfilan esas ampollas, callos y sabañones que vamos pisando a medida que caminamos por la vida, cada uno con su explicación y sus remedios, y queda demostrado a cuáles de ellos acercarse con confianza y de cuáles salir corriendo. La abuela les dice basta a las bananas para aliviar los calambres, pero no es tan categórica cuando habla de dar un buen susto contra el hipo. Es que la panza también es fuente de problemas –allí están la acidez, el ataque de hígado, la enemistad con el inodoro— y, claro, de remedios caseros. Finalmente, por encima del cuello hay un poco de todo: insomnio, ronquidos, halitosis y hasta piojos. Pasen y vean la efectividad en cada caso del ajo, la leche tibia, el bicarbonato, el tecito de lechuga o el vinagre. Eso sí: desde ya les adelantamos que para la caída del pelo… no hay nada. Valeria Edelsztein se pone una vez más los ruleros y el batón y vuelve a la carga con nuevos remedios para los pies del caballero, el ombligo de los niños o la cabeza de la dama.