Este libro es acerca del lugar de los intelectuales en la vida pública colombiana; el lugar del saber en una sociedad que desprecia a los intelectuales, que incluso le molesta mencionarlos. Un país donde el mundo académico es débil, donde la tradición universitaria es incipiente, donde hay otras prioridades y otras ideas acerca de lo que es bueno, bello y verdadero. A no ser que cumplamos un papel funcional muy específico, los intelectuales solemos ser apenas un dato marginal del decorado que confirma la poca importancia que, para el Estado y la sociedad en general, tienen la educación y el acceso a formas superiores de conocimiento.