La guardia blanca recrea uno de los períodos más turbulentos en la historia de Kiev, la “madre de todas las ciudades rusas”.
Los días de la familia Turbín se ven alterados por los sucesos revolucionarios de 1917 y sus ecos y repercusiones en la capital de Ucrania. Los Turbín -Elena, Alekséi, Nikolái— y un grupo de amigos y allegados, muy diferentes entre sí en cuanto a temperamento, ideas y sensibilidad, son exponentes del mundo que se derrumba ante sus ojos y, a la vez, perplejos testigos del nuevo que comienza a instaurarse. Lo que comienza como una novela familiar va adquiriendo paulatinamente los rasgos de una epopeya y los acontecimientos narrados son interpretados en clave filosófica.
En esta primera novela de Mijaíl Bulgákov, a caballo entre la tradición realista decimonónica y los experimentales años veinte, se reconocen muchos de los tópicos y procedimientos que caracterizarán su creación posterior y que harán de él una de las plumas más brillantes del siglo XX.