Usando a Pinocho como una figura simbólica, Collodi tortura y castiga a la marioneta cada vez que se desvía de la norma y del comportamiento aceptable: pierde las piernas porque se le queman, le crece la nariz cuando miente, lo cuelgan del roble, lo meten en la cárcel cuatro meses, un granjero lo captura y lo utiliza de perro guardián, un pescador lo captura con una red y casi lo fríe como si fuera un pescado, se transforma en burro, lo obligan a trabajar en un circo, casi se ahoga para evitar que lo despellejen y se lo traga el escualo gigante.