Un pueblo está a punto de desaparecer bajo el agua a causa de la construcción de una presa y sus habitantes se van marchando de manera paulatina, mientras que las casas se pueblan de espantos. Enviados del gobierno insisten para que Violeta deje la casa donde creció con su abuela, pero ella se niega a dejar atrás a sus muertos: su abuela falleció recientemente, su madre se quitó la vida después de que Violeta naciera, su hija murió durante el parto y con ella perdió toda posibilidad de dar continuidad a una dolorosa genealogía que a pesar de todo arraiga el sentido de su existencia. El universo desolado y atemporal que construye Suzette Celaya en Nosotras es una escalofriante metáfora de nuestra búsqueda de arraigo como respuesta a las violencias del presente, al desamparo de habitar un mundo hundido en la desesperanza.
«La muerte de un pueblo es también el fin del mundo. El fin de los tiempos para todos aquellos que, sin pasado ni futuro, sin muertos ni casa natal, abandonan lo único que conocen. Que nos quiten el territorio es también una forma de muerte. Nosotras, la primera novela de Suzette Celaya Aguilar, indaga en el momento exacto en el que un pueblo desaparece, sin que a nadie en el mundo le importe, sin que nadie lo vea como una gran tragedia. Nosotras es también un amanecer lleno de polvo y del graznido de los zopilotes, de sembradíos secos, vacas que paren en medio de la nada y mujeres a las que se saquea y abandona como a la propia tierra. Resuenan aquí las voces de autoras como Mariana Travacio o Clyo Mendoza, a las que se suma Celaya Aguilar con esta novela que abre con la palabra grietas en el suelo y nos deja temblando».
—Natalia García Freire