Szeged, el nombre del mudo en la alcantarilla de Katowice, los nombres de los no nacidos, de las mujeres violadas de Matthausen, el nombre de la chica con la estrella amarilla que fue vista llamando a la puerta del refugio de Hamburgo y de la que no hay registro sino una sombra marrón quemada en la acera, hasta que cada nombre se recuerde y pronuncie hasta la ÚLTIMA SÍLABA, el hombre no tendrá paz sobre la Tierra, me oyes, Simeon, ni lugar, ni liberación del odio, no hasta que cada nombre, porque cuando se pronuncien uno detrás del otro, sin que se omita una sola letra, me oyes, las sílabas formarán el nombre oculto de DIOS.