No soy escritor porque me fascina la literatura sino porque me fascina la realidad. La literatura me sirve para acercarme a ella, sentirla más, enraizarme en territorios sobre los que crecer. La escritura es la forma que tengo de tejer los lazos invisibles a los que no he sabido o podido aferrarme en la realidad. No es un refugio; es, por el contrario, un pasillo por el que acceder a las habitaciones cerradas de mi vida, como individuo y como parte de la sociedad.